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¿CÓMO MANEJAR EL ESTRÉS, LAS ANSIAS Y EL MIEDO EN LAS FAMILIAS?

Actualmente ante los eventos ocurridos a raíz de la pandemia por COVID 19, donde afloran miedos, hay un periodo de incertidumbre y se requiere de cambios y ajustes, es común que se piense en el miedo, el estrés y la ansiedad, lo que genera una necesidad de conocimiento para afrontar el contexto actual.

Primeramente se definirá crisis que corresponde a una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución. Lo que implica cambio, incertidumbre, reacciones, consecuencias colectivas y personales y pueden generar revoluciones, por lo tanto la crisis es necesaria para evolucionar.

Por otra parte el miedo es una emoción básica, que sirve para la protección y cuyas reacciones se relacionan más con lo biológico, por ejemplo según Darwin la palabra miedo parece derivar de aquello que es repentino y peligroso. El miedo es un estado emocional negativo o adversario con una activación muy elevada que incita la evitación y el escape de las situaciones que amenaza la supervivencia o el bienestar del organismo, es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.

En ocasiones, sentir miedo resulta desagradable, por eso, se ha etiquetado como una emoción negativa. Nada más lejos de la realidad, pues sentir las emociones siempre es positivo, sea cual sea. Todas las emociones, bien reguladas y gestionadas son buenas para nosotros. Todas las emociones tienen su porqué y ejercen su función.

El miedo tiene una función fundamental: asegurar nuestra supervivencia. Si no tuviéramos miedo moriríamos. Sin miedo, actuaríamos de forma temeraria y pondríamos en peligro nuestra vida, así que probablemente moriríamos.

Por todo ello, el miedo tiene una gran importancia. Actúa como regulador de nuestra conducta, avisándonos de los peligros

Así mismo, el estrés ocurre cuando la persona no posee (o cree no poseer) los recursos y habilidades para enfrentar una situación y se desborda, incluye una respuesta fisiológica y de activación cerebral, donde sustancias como el cortisol, adrenalina y neurotransmisores envían señales de alarma, activando la respuesta natural de peligro en el organismo.

Como consecuencias múltiples reacciones: desde paralizarse hasta huir, pero al no poder hacerlo, puede haber manifestaciones de ira, conflictos en las relaciones con los más cercanos y hasta traducirse en enfermedades físicas y mentales somatizando así el estrés acumulado en el cuerpo y la tensión emocional vivida.

Se podría estar en una fase de resistencia mayor, pero cuando toda esta situación pase, puede, sino ha canalizado este estrés por otros medios; caer en lo que llamamos fase de agotamiento, y posiblemente enfermar física o emocionalmente, con algunas de las consecuencias que veremos a continuación

Alergias, hipertensión, taquicardia, problemas cardio-vasculares, enfermedades infecciosas, cáncer, bajas en el sistema inmune, diarrea, estreñimiento, colitis, úlceras, gastritis, caída de cabello, dermatitis, cefaleas, problemas sexuales, síndrome de agotamiento vital, colesterol y obesidad, aumento de azúcar en sangre, entre otras.

Sistema motor: temblores, hablar rápido, tartamudeo, voz entrecortada, conductas impulsivas, risa nerviosa, otras.

Sistema emocional: ansiedad, miedo, hostilidad, desánimo, impaciencia, tristeza, irritabilidad, depresión, explosiones emocionales, frustración, trastornos de la personalidad, otros

Sistema cognitivo: insomnio, preocupación, indecisión, desorientación, olvidos, incertidumbre, ambigüedad del análisis de la situación, falta de control y concentración, otros.

Dicen que el estrés es un exceso de presente, mientras que la ansiedad es un exceso de futuro. Para quien está estresado, el presente es infinito. No cree que pueda salir de una situación en la que se siente atrapado/a

El estrés Es normal. Es la reacción natural del organismo en respuesta a un desafío físico y emocional.

Es la capacidad individual de movilizar cada recurso del organismo para reaccionar rápida y adecuadamente ante cualquier tipo de situación.

Lo que sucede ante la situación del COVID-19 es que la respuesta de estrés no se logra canalizar de la mejor manera cuando los cambios vivenciados han sido muchos y en poco tiempo, cambios en las relaciones, conductas de aseo y vida social natural, la persona puede sentir que sobrepasa su capacidad instalada, y empezar a producirse estrés negativo, que lo puede llevar a enfermar.

Aquí es donde la ansiedad cobra fuerza y se desarrolla como patología psicosomática ante el estrés, esta se asocia con el miedo, aparece tras una reacción de alerta como anticipación a una amenaza (real o imaginaria), se relaciona más con lo emocional, genera congoja o fatiga que causa en el cuerpo la inquietud, agitación, angustia o aflicción del ánimo.

Las causas principales de la ansiedad responden al origen y mantenimiento de una situación insostenible como mecanismo adaptativo, así como ser vivo, se desenvuelve en constante interacción con el medio, la ansiedad es un sistema de alerta del organismo ante situaciones consideradas amenazantes, es decir, situaciones que nos afectan y en las que tenemos algo que ganar o que perder.

Tomando en cuenta que estas crisis emocionales y estallidos de estrés se están dando en un nuevo contexto familiar, donde se incluye el teletrabajo, no poder visitar como antes a nuestros adultos mayores, la convivencia intergeneracional, las 24 horas al día, en el aislamiento social que todos estamos experimentando, se pueden considerar los siguientes puntos:

  • Desconectarse (evite la sobreinformación)
  • Mantenga una rutina
  • Disciplina en el teletrabajo (no caiga en los excesos)
  • Aproveche las nuevas tecnologías (contacto, esparcimiento y/o aprendizaje)
  • Hable sobre sus emociones y preocupaciones
  • Manténgase optimista

Además, tome las recomendaciones de los expertos para protegerse: esto dará seguridad y bajará los niveles irracionales de ansiedad.

El Afrontamiento positivo: es importante concentrarse en que la acción de “no salir”, es nuestra contribución a la Pandemia, ser solidarios con la situación y sentir que esta acción pone a salvo nuestra vida y la de nuestra familia.

Utilizar la tecnología: para mantenernos unidos a nuestros seres queridos, por ejemplo, con los adultos mayores.

Mantenernos activos: limitar el tiempo que pasamos en inactividad, buscar actividades manuales y rutinas diarias de ejercicios que se puedan realizar en casa.

Mejorar la convivencia en casa: conversar y tomar conciencia de las dificultades que estamos enfrentando, realizar “acuerdos de paz” para la sana convivencia y concluir como familia que se va a tratar de pasar estos días en casa de la mejor forma posible.

Con los niños: mantener un horario y rutina establecida, explicarles porque estamos en casa en positivo: “estamos protegiendo la salud de otras personas y de nosotros” y que estamos haciendo un acto de valor y de sentido trascendente.

Comprender lo que pasa, centrarse en el momento presente, superar la soledad, respetar los espacios comunes, espacios privados, aprovechar el tiempo, tareas pendientes y mimar a las personas adultas mayores.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio” Charles Darwin

 

Sobre el expositor:

Lic. José Carlos Díaz Suárez es instructor certificado por la CCSS del Programa Vive Bien,  es profesional en Administración de empresas, entrenador de habilidades blandas, liderazgo transformacional, trabajo en equipo y de preparación para la jubilación, ha impartido capacitaciones en más de una centena de organizaciones productivas en Costa Rica y se ha desempeñado como profesor universitario durante los último 10 años.